- ¿Disculpa? - Inquirí atónita por su inesperado interrogatorio. Me observó por un largo minuto en silencio, como si estuviese esperando otro tipo de respuesta. - Lo siento a veces soy demasiado directa.- Soltó una risita fingida e hizo como si no hubiese pasado nada.- Ponte cómoda, te hablaré de mí. Así romperemos el hielo.- Volvió a reírse como si realmente eso hiciese que fuese a confiar en ella. Dejé mi mochila en el suelo, dentro traía la ropa que usaría en la fiesta, y terminé tomando asiento en uno de los sillones que quedaba justo enfrente de ella.- Pregúntame lo que quieras.- Me pidió emocionada. Yo solo tenía ganas de irme a mi casa .- Amm no sé...- Dije dubitativa y antes de que lo pensase bien, ya estaba formulando la pregunta en voz alta. - ¿Y tú que tienes de especial? - Se la había devuelto con su siniestra risita. Pero no logré ofenderla ni mucho menos, parecía haberle divertido.- Mi familia. ¿Tú no tienes? - Estaba segura de que aquello había ido con malicia.
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